sábado, junio 21, 2014

EL GRITO DE GOL DEL MUNDIAL DE 1962 ESTREMECIÓ A PENCO


Portada de un álbum de 1962.
          Visualmente el Mundial de Fútbol de 1962 que se disputó en Chile fueron fotos en blanco y negro que publicaban los diarios y las revistas. Ése es el recuerdo, pero, el torneo fue vibrante. La radio le puso todo el color imaginable a falta de televisión. Adicionalmente, los niños y niñas tuvieron la opción de coleccionar las láminas dibujadas de los jugadores de los países para pegarlas en álbumes que algunas empresas astutamente lanzaron al mercado. Una vez que el último jugador extranjero abandonó el país al término del mundial, los noticiarios de cine comenzaron a proyectar en los teatros secuencias cortas de los partidos de fútbol. ¡Eso fue emocionante! Aquellas imágenes en movimiento complementaron los relatos de los narradores radiales muy frescos aún en la memoria.
     Los niños de Penco nos juntábamos para escuchar las transmisiones que hacían radios de Santiago de los partidos y que retransmitían las emisoras de Concepción. La algarabía estallaba por todas las calles penconas al grito de gol de los locutores. Eran alaridos colectivos de júbilo al compás del relator. Terminados los partidos, salían los álbumes a la palestra. Debió ser un negocio redondo de las empresas que se dedicaban al rubro porque hacíamos colas en los quioscos para comprar los sobres que traían las láminas de los jugadores. Y se producía un mercado secundario  de estas imágenes porque había que cambiar aquellas que se repetían. En las equinas se armaban grandes grupos de muchachos y niños intercambiando fotos para rellenar los álbumes. Para ti, para mí, como en el relato del fútbol.
        Una vez completados los álbumes había que enviarlos a concursar. La empresa les ponía un sello y ya estábamos compitiendo. ¿Y cuál era el premio? No recuerdo, tal vez un viaje o artículos electrónicos. No supe de nadie en Penco que haya ganado uno de los mentados premios. El verdadero estímulo era el desafío de llenar los casilleros, quién lo lograba primero.
        Después los álbumes timbrados quedaban olvidados, se ajaban y se iban a la basura. Los más cuidadosos –yo no entre ellos—los cuidaron para siempre. Hoy veo por internet que en Mercado Libre venden esos álbumes en 750 mil pesos, más de 1.200 dólares.

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