viernes, marzo 13, 2015

LA CURVA DEL INGENIERO A 44 KM DE PENCO

La curva del ingeniero saliendo de Florida en dirección a Quillón.
         A 47 kilómetros de Concepción por el camino a Bulnes (ruta 148) nos encontramos con la curva del ingeniero; esto es a unos 500 metros al noreste de Florida saliendo del pueblo con destino a Quillón. Si midiéramos desde Penco, la mencionada curva está a unos 43 kilómetros siguiendo el camino real (de Villarrica) y empalmando con la 148.
El sentido y la pendiente de la famosa curva.
         Desde hace ya tiempo que se dice que dicha curva es inoficiosa y que en realidad el camino debería evitarla y seguir la línea recta. Sin embargo, durante todas las reparaciones a las que ha sido sometida incluyendo correcciones de trazado no la eliminaron, la curva sigue estando allí.
        LA REALIDAD. Todo indica que los cálculos matemáticos desaconsejan trazar la ruta en línea recta porque por la diferencia de grados entre el valle y la cumbre es demasiado en un tramo  tan corto; la pendiente sería muy empinada para que todos los vehículos pudieran transitar por ella sin dificultades. Así fue desde un principio. Los equipos de ingenieros que trabajaron en la construcción del camino convinieron en que para superar la pendiente fuerte había que generar la famosa curva, en especial si se tiene en cuenta que en aquellos años los vehículos seguramente tenían menos fuerza.
           O sea, la variante caminera fue la receta para solucionar la tentación de trazar la línea recta. La subida habría sido insufrible para los motores. Han transcurrido los años y la curva permanece y permanecerá. Los viajeros inexpertos igualmente se preguntarán cada vez por qué no se la evitó.
La viña que "se salvó" gracias a la curva, según cuenta la tradición de Florida.
        EL MITO. La tradición dice que los equipos de ingenieros tenían planeado construir el camino en línea recta, pero que esa decisión significaría dividir por la mitad, o sea, destruir una hermosa viña de vides país que todavía existe ahí. Dicen que la hija del dueño de la viña era una joven muy atractiva. De ella se enamoró el ingeniero jefe. No cabe duda, continúa la tradición, que el ingeniero le prometió a la muchacha realizar el desvío a cambio de su corazón. Sentimentalmente así habría ocurrido y desde entonces los usuarios heredamos la curva, que lleva el nombre de curva del ingeniero como un recuerdo a uno de los protagonistas de este affaire amoroso.

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