lunes, junio 13, 2016

AVERIGUAMOS CÓMO ERA POR DENTRO EL DESAPARECIDO TEATRO DE FANALOZA DE PENCO


El teatro de Fanaloza, en la esquina de Cochrane e Infante, fue destruido por el terremoto de 1939. Hoy en día sólo es posible saber cómo era por dentro, gracias a testimonios de ex loceros.
Todavía hay ex loceros que nos pueden describir –porque no existen registros gráficos— cómo fue el teatro de Fanaloza que estuvo en la esquina de Cochrane con Infante y del que sólo existe una fotografía que llega hasta nosotros dando testimonio de su imponente fachada. Lo inauguró el presidente Arturo Alessandri el 27 de noviembre de 1933. Luego de poco más de cinco años de estar en funciones, en las que se exhibieron películas, se dieron conferencias, se pusieron en escena obras de teatro, etc., el edificio se vino al suelo con el terremoto de 1939.
Entonces surgen preguntas acerca de su interior, cómo sería, cuál era la distribución de los elementos relacionados con un recinto como ése. Sin duda se trató de un edificio hecho con gran gusto arquitectónico, a juzgar por el frontis que se observa en la fotografía. Pero, saber como sería por adentro, es una inquietud insatisfecha. Afortunadamente hay en Penco personas que nos pueden dar detalles. Una de ellas es el dentista Juanito Rifo Benítez, quien para los tiempos del teatro trabajaba en Fanaloza como pañolero, pero a su vez integraba la banda de la fábrica, porque ejecutaba muy bien el barítono, un instrumento de bronce.
“Estuve varias veces en el teatro tocando música para acompañar espectáculos. Por ejemplo, había veladas de boxeo. Instalaban un cuadrilátero en el escenario y se desarrollaban las peleas, nosotros tocábamos entre round y round. La banda se ubicaba en la primera fila. No se veía bien desde ese puesto, había que estar más atrás”, nos cuenta don Juanito, haciendo memoria de cómo era el teatro.
“Daban hartas películas mexicanas. El teatro era un lugar elegante. Tenía la entrada por Cochrane. Ahí estaban las boleterías. Había unas mamparas por donde se ingresaba a la sala. Las escalas eran de mármol y los pasamanos de bronce. Había lámparas y cortinas, especialmente en el escenario. La galería estaba adelante, igual que en el teatro de la Refinería, y la platea se desplegaba atrás. Los dos niveles tenían butacas, pero las de la platea eran más confortables”, añade el relato de don Juanito Rifo.
Y, antes de terminar su interesante descripción del teatro de Fanaloza, el señor Rifo nos dice que para él resultaba curioso que a ambos lados de la platea había dos zonas cerradas, reservadas para los dueños de la empresa, la familia Díaz. Nadie más podía ingresar a esos sitios dentro del recinto. La idea, al parecer, imitaba a los balcones destinados tanto a la Presidencia de la República, como a las autoridades edilicias del teatro Municipal de Santiago, con la diferencia que los del teatro de Penco, estaban localizados atrás.
Luego de su destrucción en 1939, Fanaloza no intentó reconstruirlo, sin embargo, la empresa utilizó parte de los muros para la levantar el edificio corporativo, según nos cuenta el señor Rifo. Baste agregar que este último tampoco existe, porque fue demolido en el 2011.   

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