domingo, junio 12, 2016

FECUNDA FUE LA LABOR SOCIAL Y CULTURAL DE DON ÓSCAR CONTRERAS EN PENCO


Luz Irene Contreras muestra la foto del matrimonio de sus padres.
          El gran trabajo que cumplió don Óscar Contreras en Fanaloza y en Penco permanece en el recuerdo de mucha gente de la comuna. Su labor en la empresa marcó una época en el campo social por sus resultados y consecuencias vigentes incluso hasta el día de hoy. También contribuyó enormemente en el ámbito de la cultura. Sus contactos con el mundo intelectual, por ejemplo, le sirvieron para organizar charlas en los campos humanísticos y literarios en Penco y en la Universidad de Concepción con la participación de connotados invitados. Personalmente fue un admirador de Gabriela Mistral tanto por la calidad de su poesía como por el hecho de no ser suficientemente estimada en Chile.
           Como es sabido, un sector de la intelectualidad chilena mantenía en el ostracismo a la gran poetisa nacional. Esta suerte de injusticia acrecentó en Óscar Contreras su admiración por ella, cuenta a nuestro blog su hija Luz Irene Contreras en su casa de Concepción. Dijo que un escritor uruguayo amigo le envió a su padre una carta escrita en papel de cuaderno narrando un particular episodio ocurrido en Uruguay con nuestra poetisa. Le decía que Gabriela Mistral regresaba de Europa en barco e hizo visitas a Brasil, Argentina y Uruguay. En este último país, cuando el buque se acercó al puerto de Colonia, ella advirtió que había gran cantidad de niños con banderas en el muelle. “Entre los pasajeros debe venir alguien muy importante, que yo desconozco,  para una recepción como ésta”, le comentó Gabriela al capitán, quien le respondió: “Efectivamente, esa persona es usted”. La poetisa se impresionó mucho y dijo que ni en su país la recibían con esa devoción. Don Óscar Contreras le hizo llegar este texto por correo y la poetisa le respondió. Luz Irene cuenta que ella tuvo en sus manos un par de estas cartas de la Mistral. “Recuerdo que estaban escritas con tinta negra y decían ‘Querido compatriota. Si hay una leyenda negra en mi vida, ésa la sembró un chileno’. Sin duda hacía mención a la segregación de que era objeto acá. Lamentablemente esas notas que estaban guardadas en nuestra casa de Penco se han perdido”.
Don Óscar Contreras con su familia en su casa de Cochrane en Penco.
            Luz Irene cuenta también que don Óscar era amigo de Pablo de Rokha, con quien se conocía desde niño en Valparaíso. Sobre esta amistad, Luz Irene dijo a nuestro blog: “Es cierto que Pablo de Rokha tampoco quería a Gabriela, pero mi padre pasaba por alto eso, porque se conocían de chicos. Venía a Penco y se hospedaba en nuestra casa. Era una persona de estrato alto, pero prefería viajar en tercera clase y le gustaba relacionarse con la gente común y corriente. Cuando mi papá lo recibía en la estación llegaba con jaibas cocidas que había comprado en el tren. Entonces se sacaba un zapato y machacaba las patas que comérselas. Era una situación embarazosa para mi padre que su ilustre invitado hiciera algo tan poco elegante en medio de tanta gente. Pero, en fin, ellos eran amigos”. 
            De Rokha daba charlas a los trabajadores en el gimnasio de Fanaloza y firmaba allí mismo sus libros que vendía a los obreros. “Debo reconocer que los loceros que tenían formación leían mucho. Lo sé porque los veía en la biblioteca que mi papá creó para el sindicato industrial. Los obreros leían mucho más que sus jefes”, comenta Luz Irene.
      Don Óscar Contreras Yáñez estudió en la YMCA de Montevideo donde obtuvo el título de Secretario General de la Asociación Cristiana de Jóvenes, una especialidad enfocada en la enseñanza de la educación física y en el bienestar de las personas. De regreso a su Valparaíso natal fue llamado a integrarse al equipo de profesionales de Fanaloza y por tanto se mudó a Penco. Transcurrían los años treinta. En nuestra ciudad se hospedó en la casa de don Armando Legrand mientras él hallara casa. En el desempeño de sus nuevas funciones, el señor Contreras se abocó a desarrollar el nuevo Departamento de Bienestar de la fábrica, pero al mismo tiempo ejercía la jefatura de personal. Estableció muy buenas relaciones con los trabajadores, especialmente porque por sus manos pasaban los nuevos contratos y porque le correspondía ver el tema de las asignaciones familiares, el funcionamiento de la sala cuna, etc. Monitoreaba también las tareas de las asistentes sociales. Veía la distribución de las casas construidas por la empresa para sus trabajadores. Desde su llegada a la empresa se preocupó de equipar a la fábrica de buenos baños con duchas. Para entonces la práctica común de algunos trabajadores era salir de la planta sin asearse. A partir de entonces se generalizó el hábito de bañarse después de cada jornada laboral. 
             Don Óscar Contreras fue un buen mediador gracias a sus virtudes personales, sus conocimientos y su fluida relación con la propiedad de la empresa. De ese modo ayudaba a la solución de problemas. Sin embargo, su labor social centrada en el bienestar fue todavía más allá del ámbito de la fábrica. Trabajó para la comunidad pencona, fue así como creó un grupo de boy scouts “la brigada Armando Legrand”. Las jefaturas del grupo las integraban trabajadores de la empresa. Su condición de masón no interfería para multiplicar fuerzas con la parroquia local y acometer juntos una campaña para combatir el alcoholismo. Así se creó la liga anti alcohólica de Penco. El problema estaba presente en la masa laboral locera. Bastaba con mirar al otro de la calle del edificio de la administración de Fanaloza. En la esquina de Infante con Cochrane abría sus puertas la generosa bodega de vinos más importante de Penco propiedad de Juan Pérez Flores. Aquel era sólo un botón de muestra…
Don Óscar Contreras y la señora Ema
Torres el día de su boda en Penco.
             Siempre en el ámbito social, don Óscar le dio gran impulso al cuerpo de bomberos local apoyando campañas para la adquisición de equipos, etc.

         El señor Contreras, quien había llegado soltero a Penco, se casó aquí con Ema Torres Benavente, hija de dos ilustres vecinos de la comuna don Carlos Torres O’Connor y la señora Luz Benavente Palacios. El matrimonio Contreras Torres tuvo tres hijos: Claudio, Luz Irene y Óscar. El padre de la familia falleció el 21 de mayo de 1959.

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